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La joven de la perla. Cuadro, novela y película.

¡Sigo viva! 😉 Pasaban muchas cosas literarias y os tengo que contar todo por aquí. Preparados para bastante actividad en el blog 😅 Empezamos por el club de lectura en castellano en Ermua y por nuestra reunión de enero. Hablamos sobre La joven de la perla de Tracy Chevalier y, como pocas veces, parece que el libro gustó a todos.


La novela por primera vez fue publicada en 1999 y es el libro que llevó a su autora a la fama internacional y le permitió dedicarse a escritura a tiempo completo. La novela se convirtió en bestseller internacional y muchos seguramente ya sabéis que recrea la relación del pintor holandés Johannes Vermeer con la protagonista del cuadro homónimo. Una ficción histórica. En 2003 la novela fue llevada al cine con Scarlett Johansson y Colin Firth en los papeles principales.

Según cuenta la autora en su página web:

La idea de esta novela surgió fácilmente. Estaba acostada en la cama una mañana, preocupada por lo que iba a escribir a continuación. (Los escritores siempre se preocupan por eso). Un póster de la pintura de Vermeer La joven de la perla colgaba en mi habitación, como lo había hecho desde que tenía 19 años cuando descubrí la pintura por primera vez. Me quedé allí tumbada contemplando ociosamente el rostro de la niña y pensé de repente: "Me pregunto qué le hizo Vermeer para que se viera así. Ahora hay una historia que vale la pena escribir". En tres días tenía toda la historia resuelta. Fue sin esfuerzo; Pude ver todo el drama y el conflicto en la expresión de su rostro. Vermeer había hecho mi trabajo por mí.
Como resultado y debido a la carga muy grande de sus hijos, sin tener medios propios, había caído en tal decadencia y decadencia, que había tomado tan en serio que, como si hubiera caído en un frenesí, en un día o día y medio había pasado de estar sano a estar muerto.

La joven de la perla, también es conocida como Muchacha con turbante, La Mona Lisa holandesa o La Mona Lisa del norte y es una de las obras maestras de este pintor neerlandés. La obra fue realizada entre 1665 y 1667, y actualmente se encuentra en el museo Mauritshuis de La Haya. Estoy segura que muchos solo al oír el título ya os acordáis de la composición de colores: fondo oscuro y una chica vestida en una mezcla de tonos amarillos y azules. Con una perla, el foco de todo el cuadro y la cautivadora mirada de la joven.

Aunque han sobrevivido pocos documentos que se refieran directamente a Vermeer, los historiadores han deducido una imagen relativamente clara tanto de la vida del artista como de la estatura artística en su propio tiempo.

Vermeer fue bautizado el 31 de octubre de 1632. No se sabe nada de su infancia, pero debió haber cumplido su aprendizaje a partir de la década de 1640, cuando todavía era un adolescente. Tampoco se sabe nada sobre la decisión de Vermeer de convertirse en artista. No tenemos ni idea de lo que pensaba sobre el arte. Como todos los pintores holandeses, Vermeer debía someterse a un período fijo de formación con un maestro pintor que pertenecía al Gremio de San Lucas, la poderosa organización comercial que regulaba el comercio de pintores y artesanos.

En diciembre de 1653, Vermeer fue admitido en el gremio, presumiblemente después de haber presentado una supuesta obra maestra para demostrar sus habilidades, y se esperaba que pagará una tarifa de entrada de seis florines. Pero no hay ningún documento que vincula a Vermeer con otro pintor.

Vermeer se casó con Catharina Bolnes el 20 de abril de 1653. Era un año y medio mayor que él y procedía de una familia acomodada de Gouda. Su madre, Maria Thins era de una familia católica distinguida, terrateniente, antigua y fuerte de Gouda. Catharina se crió como católica. Vermeer, en cambio, se había criado como protestante. Hoy en día, varios investigadores sostienen que al casarse, Vermeer se convirtió al catolicismo o, al menos, participó activamente en la educación de sus hijos en la religión de su esposa.

En total, Catharina y Vermeer tuvieron 15 hijos: 11 sobrevivieron, 3 fueron enterrados en 1667, 1669 y 1673 y otro niño nacido en 1672 murió en o después de 1713. María debió haber considerado de cerca el matrimonio de su hija con Vermeer, ya que su propio matrimonio había sido miserable. El matrimonio de Vermeer, fuera de la religión y la clase social de la familia, fue excepcional. Implicó un movimiento de la clase artesanal más baja de sus padres reformados a la clase más alta de los suegros católicos, y de la plaza del mercado de Delft al "rincón de los papistas", el barrio católico de la ciudad.

En los últimos años de vida de Vermeer empeoraron sus condiciones económicas, tuvo que pedir créditos. A causa de la Guerra Franco-Neerlandesa iniciada en 1672, no pudo vender más cuadros. En 1675, Vermeer enfermó y murió a los pocos días. El 15 de diciembre de 1675 fue enterrado en el sepulcro familiar en Delft. Su mujer tuvo que renunciar a su herencia para anular las deudas y sus bienes fueron a parar a los acreedores.

Según la descripción de su mujer puede que Vermeer murió de un ataque al corazón. Catherina escribió sobre ello así:

Como resultado y debido a la carga muy grande de sus hijos, sin tener medios propios, había caído en tal decadencia y decadencia, que había tomado tan en serio que, como si hubiera caído en un frenesí, en un día o día y medio había pasado de estar sano a estar muerto

Esta falta de información, o mejor dicho información muy dosificada de la que disponemos sirvió de inspiración para la novela de Tracy Chevalier. Es la historia de Griet, una chica de 16 años, que por la difícil situación de su familia se ve obligada a entrar como criada en la casa de Vermeer. Griet entra en la vida adulta en un entorno nuevo para ella, en una casa católica, dónde tiene que tener cuidado con todo lo que hace o dice. Pero su manera de ver el mundo llama la atención del pintor y Griet acabará siendo inmortalizada en uno de los cuadros más famosos del mundo. Es ficción, realmente no se sabe quién es la chica del cuadro, ni cómo vivían los Vermeer, pero es una fantasía bastante realista sobre cómo pudo ser esta historia en realidad.

En la novela aparecen varios de los cuadros de Vermeer que podemos identificar sin ninguna duda. El primero es Vista de Delft que Griet ve con su padre antes de ni siquiera poder imaginar que va a trabajar el la casa del pintor:

-¿Recuerdas el cuadro que vimos en el Ayuntamiento hace unos años? Lo había expuesto Van Ruijven después de comprarlo. Era una vista de Delft desde las puertas de Rotterdam y de Schiedam. Con un cielo que ocupaba gran parte de la pintura y algunos de los edificios iluminados por el sol.

-Si, uno que tenía arena mezclada con el óleo para que los ladrillos y las tejas parecieran ásperos -añadí yo-. Y se veían unas sombras muy largas en el agua y personas muy chiquitas en la orilla más cercana a nosotros. (---) 

Yo lo recordaba bien, recordaba haber pensado al verlo en todas las veces que me había parado en ese mismo lugar y nunca había visto Delft como la había visto el pintor.

 

El segundo es Mujer con collar de perlas. El primer cuadro que ve en el taller de Vermeer a medio pintar:

Como fue el primer cuadro de él que vería, siempre lo recordé mejor que los otros, mejor incluso que aquellos que vi crecer desde el principio, desde la primera capa de preparación hasta los últimos retoques.

Una mujer estaba de pie delante de la mesa, vuelta hacía un espejo colgado en la pared, de modo que se la veía de perfil. Estaba vestida con una pelliza de rico sáten amarillo ribetado de amiño y llevaba en el cabello una cinta roja con cinco puntas, muy a la moda del momento. Una ventana la iluminaba por la izquierda y la luz le daba en la cara, trazando la delicada curva de su frente y su nariz. Se estaba abrochando un collar de perlas, las manos suspendidas en el aire sujetando los extremos. Detrás de ella, en la resplandeciente pared blanca, había un mapa antiguo; en el oscuro primer plano, la mesa con la carta, la brocha y el resto de los objetos que yo había limpiado un poco antes-

Deseé poder llevar aquella pelliza y aquel collar. Quería conocer al hombre que la había pintado así.


Luego aparecen 6 cuadros más, incluida La joven de la perla y cada una de las descripciones nos permite ver el cuadro en cuestión ante nuestros ojos.  

A mi este libro me dio ganas de seguir leyendo obras de la autora. Ya tengo el siguiente preparado, El maestro de la inocencia.

¿Habéis leído La joven de la perla? ¿Qué os ha parecido?

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