"Días apasionantes": incómodo y divertido autodesprecio femenino

 

“Días apasionantes”, la novela debut de Naoise Dolan publicada por Temas de Hoy, me hizo sufrir y reírme a partes iguales. En alguna crítica (creo que de The Guardian) había leído que es “una conmovedora exploración del autodesprecio femenino moderno”. Al principio me parecían palabras grandes, casi vacías, pero al acabar el libro me parece una descripción perfecta. Para que quede claro: la novela me ha encantado.

La protagonista, Ava, es Irlandesa, tiene 22 años y enseña inglés en Hong Kong. Es indecisa, llena de autodesprecio y demasiado consciente de absolutamente todo acerca de sí misma. Analiza cada pequeña palabra, cada gesto, cada decisión (o más bien su falta). La verdad es que resulta tan cruda, tan real, tan “sin filtro” que a veces resulta difícil sentir simpatía por ella. La cosa es que no somos un típico observador que a través de la narración en tercera persona descubre su vida. No, nosotros la vivimos directamente con ella, a través de una narración en primera persona tan honesta que no nos falta ningún detalle. Contra los principios feministas en los que estaba convencida creer, Ava se muda con Julian, un banquero londinense con quién empieza una relación sexual no amorosa. Vive sin pagar el alquiler, usando su American Express y sin ser su pareja. Los dos marcan límites en su convivencia, se niegan a comprometerse de cualquier manera y a la vez parecen necesitarse mutuamente. Un mutuo acuerdo que podría durar, pero durante de uno de las prolongados viajes de negocios de Julian aparece Edith. Una abogada hongkongesa, espontánea, emocionalmente estable, sin excesivo miedo a hablar de los sentimientos. Ava está con Edith. Está feliz. Vuelve Julian. Ava todavía está con Julian. De repente se ve incapaz de elegir, de decidirse por uno de ellos, de tomar una decisión vinculante.

Si alguien quisiera simplificarlo mucho perdiendo el sentido de este libro se podría decir que es una novela sobre el poliamor. O una sobre salir del armario, decidir a vivir abiertamente la sexualidad de una. Pero, aunque sea eso también, en realidad es mucho más. Es una historia que a la vez tiene mucha sinceridad pero también sarcasmo, una crítica despiadada e ingeniosa a la vez por parte de la protagonista de ella misma, del mundo que la rodea, la hipocresía, las clases sociales, del legado del colonialismo británico... Todo esto hace de una historia que en resumen parece un simple drama, una novela emocional y divertida. Las partes sobre el uso del idioma, especialmente inglés son muy ocurrentes, rozan la filosofía y nos dejan pensando en significados más profundos ocultos detrás de simples expresiones. Esas partes a ratos pueden enajenar al lector, pero en realidad son una herramienta perfecta para expresar y hacer más palpable la “rareza” de Ava, su propio distanciamiento de las personas que la rodean.

Una lectura muy interesante. La disfruté mucho. Me pareció refrescante leer algo tan divertido e incómodo a la vez.

Para acabar quería hacer un apunte sobre lo que a menudo pasa a las autoras (más que a los autores): la suposición de que sus libros se basan en sus propias vivencias. Dolan dijo en una entrevista: “No hay razón para suponer que mi ficción es autobiográfica, sobre todo cuando he dicho muchas veces que no lo es; y está bien establecido que esta suposición les ocurre con más frecuencia a las mujeres.” Su indignación es totalmente justificada. No es la primera escritora que denuncia esta situación y eso me hace preguntar: ¿se considera que las mujeres son menos creativas? ¿Por eso la idea de que todo lo que escriben les tuvo que pasar a ellas? ¿Qué os parece?