Lo mejor del género Z

Me encantan las novelas de género Z aun sabiendo que la mayoría carece de gran valor literario o contiene fallos bastante importantes en la trama del libro. Por eso sin dudarlo un momento empecé a leer El único hombre vivo de Mario Gómez Giménez. Una historia apocalíptica en la Barcelona actual, es una novela de terror con elementos de intriga política muy bien hilados y que no tiene nada que envidiar a los géneros que suelen recibir más amor por parte de los críticos.

A lo largo de la novela seguimos los acontecimientos a través de los ojos de Alex Torrent, un joven policía de los Mossos d'Esquadra (narración en primera persona) y siguiendo los pasos de Eva Llull, una ambiciosa periodista (el narrador omnipresente). Los dos descubren un brote de un misterioso virus en Barcelona que convierte a los infectados en zombies. Alex lo vive en directo, enfrentándose cada minuto a los nuevos retos de sobrevivir y evitar ser mordido. Eva investiga desde fuera, detrás de los muros de contención de la Barcelona sellada. Ella sabe que pasa algo muy malo, pero ni se imagina lo que puede ser. Él confía en que le rescaten junto a otros supervivientes. Los dos tendrán que enfrentarse a la realidad y procesar la información que no esperaban encontrar en sus más salvajes pesadillas, rodeándose de gente que les puede ayudar y en los que pueden confiar. ¿Sobrevivirán para contar sus verdades? “La información es poder, aunque en este caso no la podemos difundir.” Pero también saber demasiado puede resultar muy peligroso.

La agilidad de la narración y la falta de momentos demasiado descriptivos nos atrapa en la lectura desde las primeras páginas. Reconocemos Barceolna a través de los ojos de los personajes y la recorremos junto a ellos. Pero lo que más me ha gustado es que todo parece verosímil. Si, la historia parece descabellada, la propia Eva no puede creer en lo que esta descubriendo, pero a la vez cada pista lleva a la siguiente de una manera lógica y creíble.

Si tuviera que criticar algo sería por ser un poco quisquillosa, la manera de describir la apariencia de los personajes parece casi sacada de una crónica policial. La estatura, color de cabello, de ojos, edad. En algunos momentos resulta poco natural. Pero como esas descripciones no vienen de golpe, tampoco destacan mucho y por lo menos nos podemos imaginar muy bien a cada personaje. O a casi cada uno de ellos: Alex no está descrito en ningún momento, pero eso también esta bien justificado: su narración en primera persona no le deja espacio para describirse a si mismo o plantarse ante un espejo.

En resumen, a todos que disfrutan de este género, les recomiendo el libro mucho. Como advertencia: es la primera parte, así que os dejará deseando leer la continuación.