La inquietud que nos crea "Cuerpos Malditos" de Lucia Baskaran

“Nadie me toca. Siempre mantienen cierta distancia, como si temieran contagiarse de tu muerte, como si yo te hubiese matado. Me hablan dos tonos por debajo del habitual. Incluso tu madre, que normalmente habla muy alto, se dirige a mí en susurros. «Pobrecita niña», dicen cuando creen que no los oigo. «Pobrecita niña», pero nadie, aparte de mi padre, me abraza.”

La segunda novela de Lucia Baskaran publicada con Temas de Hoy (un sello muy interesante del Grupo Planeta), “Cuerpos malditos”, empieza fuerte y a lo largo del libro la tensión sube continuamente.

Martín muere en un accidente y casi dos años después Alicia sigue luchando por reconstruir su vida. Casi viuda con 28 años descubre que las expectativas de los que la rodean en el pequeño pueblo Bortiz la abruman, pero lo que más la confunde es lo que siente y quiere ella misma. Con cada página descubrimos más sobre sus dudas. Nos enfrentamos a una madre ausente, al engaño, a los problemas con aceptación de su cuerpo y su sexualidad.

Página por página nos encontramos con una desgarradora imagen de lo que significa ser una mujer joven hoy en día y de las trampas que tiene para nosotras la sociedad moderna. La violencia de lo que se espera de las mujeres, la violencia de lo que nos autoimponemos y el angustioso sentimiento del fracaso al no cumplir con todo ello. Los términos científicos para describir todos esos procesos aparecen al pie de la pagina con la debida explicación. Body-shaming, body-monitoring, self-objectification...

Las perdidas que se convierten en liberaciones, los ideales que nos decepcionan, los salvadores que resultan ser egoístas, niñas que juegas a “ser putas”. Todo esto expresado con un idioma poético y brutal a la vez. La selección de palabras no es accidental, todo está pensado para causar en nosotros el mayor impacto posible. Los muertos pueden ser malos, las madres ausentes pueden ser víctimas.

Sin duda “Cuerpos malditos” no dejará a nadie indiferente. Los más delicados se disgustarán por las descripciones de sexo y/o deseo (especialmente femenino), los demás se quedarán conmovidos y con una inquietud: ¿Es esa la realidad en la que vivimos?