El
martes, 23 de abril, Amaia García Martínez y yo hicimos nuestro cuarto paseo
en colaboración con Donostia Kultura: retrocedimos en el tiempo a
San Sebastián de los años 20. Visitamos 9 paradas distintas y en
cada una intentamos contar alguna curiosidad literaria. No os voy a
repetir el contenido de todo el paseo, pero si una cosilla de cada
una de las paradas ;) En el paseo nos acompaño la actriz Maria
Alonso del Val, representando papeles de tres mujeres de los años
20, de las distintas clases sociales.
ESTE TEXTO ESTA ACOMPAÑADO POR LAS FOTOS DE
FERNANDO MARTÍNEZ SARASQUETA
1)
Kiosko del Boulevard
Durante
la Belle Epoque los quioscos de música fueron el lugar de encuentro
de la gente que frecuentaba los Alamedas y buscaba disfrutar de
conciertos al aire libre. Así el quiosco de claro estilo Art Nouveau
que podemos encontrar en el Boulevard de San Sebastián nos
transporta a épocas pasadas Parisinas. Es obra de Ricardo Magdalena
de 1906, las vidrieras estaban realizadas
por la Casa Maumejean.
2)
La Concha
El
desarrollo del turismo en Donostia comienza tan pronto como se
derriban las murallas en 1863. El 17 de agosto del 1919, durante el
primer verano tras la guerra, la ciudad albergaba entre vecinos y
visitantes 100 000 personas.
Como
podéis imaginar esto llevó al desarrollo de la oferta hotelera y
tiene su reflejo en las novelas que hablan de los años 20. Los tres
hoteles populares entre los ricos eran María Cristina cuya
construcción acabó en 1912, hotel Londres abierto al público en
1916 y hotel Niza que funcionaba desde 1908. Todos están mencionados
en la novela “Cabaret Biarritz” de José C. Vales, donde podéis
encontrar unas descripciones muy curiosas.
San
Sebastián fue uno de los lugares favoritos de Hemingway en la época
de principios del siglo XX. Estuvo aquí en 1923, 1926 y 1927,
alojandose en el Hotel Biarritz (calle Garibai) y en el Hotel Suizo
(esquina calle Getaria y Arrasate), ambos desaparecidos. En los 50 ya
se alojaba en el Hotel María Cristina. Se ve claramente el cambio de
su situación económica y la influencia de la fama adquirida en esos
años.Aquí escribió parte de y corrigió “Fiesta”(en original
“The Sun Also Rises”), su primera novela. De hecho Donostia es el
escenario del último capítulo. Jake Barnes, el protagonista,
disfruta en Donostia de las mismas cosas de las que disfrutaba
Hemingway: de la natación, de paseos por la Parte Vieja, de las
tardes en el Café de la Marina, que se situaba en el Boulevard 23,
en la esquina con la calle Garibai, donde actualmente está la
joyería Olazabal y que cerró en 1946. La terraza de la Marina era
el principal mirador de la ciudad.
3)
Puerto y el Naútico
En
la fototeka de Kutxa hay una curiosa foto hecha por el fotografo,
Ricardo Martín: lla avioneta en la playa de la Concha en 1919 del
aviador francés Jean Bouyersin, quien aterrizó de emergencia sobre
la arena. El incidente causó mucho interés entre los paseantes y
hoy en día está inmortalizado en el comic de Josean Olabe, “San
Sebastián, Belle Epoque y otras historias”, no solo protagonizando
una de las anécdotas pero dándole la portada a todo el libro.
4)
La fuente de 31 de agosto
Maria Alonso dl Val, como mujer del pueblo |
5)
Paseo Nuevo
Los
juegos de azar desempeñaban un papel en la economía de la ciudad
atrayendo turistas adinerados. En 1925 54000 visitantes se sumaban a
los 65000 vecinos. En la Belle Epoque Donostia consiguió sustituir a
Biarritz en los circuitos internacionales de lujo, pero esto no duró
mucho. El juego tenía más enemigos que partidarios: carlistas,
católicos, integristas, nacionalistas vascos, izquierda radical,
reformistas sociales. Todos coincidían que los casinos son una
fuente de inmoralidad, injusticia y aculturación. Se denunciaba el
aumento de suicidios y crímenes aparejados al dinero fácil. Uno de
los rumores decía que los suicidas que salían a la madrugada del
casino al perderlo todo, se tiraban al mar desde el punto del Paseo
Nuevo más asomado al mar. Si tenéis algunos recursos sobre ese
tema, no dudéis en mandarnoslos o comentarlo debajo. Nosotras
solamente lo conocemos como un rumor...
6)
Calle Aldamar / Esquina con Boulevard
Aquí,
hace poco, todavía se encontraba uno de los establecimientos
centenarios: restaurante Casa Nicolasa, que aparece en “La ciudad
de los ojos grises”.
El
restaurante abrió sus puertas en 1912 y funcionó durante 98 años
para cerrar en 2010. La abrió Nicolasa Pradera junto con su marido,
Narciso Dolhagaray Picabea, que
regentaba una de las mejores carnicerías de la ciudad. Víspera
de la Primera Guerra Mundial atrajó a los nobles, ricos, espías…,
todos ellos pasaban por sus salones. Era una cocina tradicional que
dejó escrita en un libro publicado por primera vez en 1935.
7)
Kursaal
En
la novela “Kursaal” de Mila Beldarrain se describe cómo era el
antiguo Casino Kursaal, desaparecido en 1973. El antiguo edificio se
inauguró el 15 de agosto de 1921 y contaba con el casino de juego,
pero también con un restaurante, salas de cine y un teatro con
capacidad para 859 espectadores. Su nombre procede del alemán “kur”,
‘cura’ y “saal”, ‘sala o salón’, y significa por lo
tanto “sala de curas”. Era un término típico de los balnearios
del centro de Europa, que en realidad eran espacios polivalentes, por
lo que este término pasó a utilizarse para otros centros,
especialmente casinos.
Maria, como una flapper |
6)
Terraza Nineu
Lo
que quedó despues de prohibir el juego, fue el puente del Kursaal,
construido como parte del proyecto del casino. Inicialmente se llamó
Puente de la Zurriola, y fue en su momento el tercer puente sobre el
Urumea (ya estaban el de María Cristina y el de Santa Catalina). El
proyecto del ingeniero José Eugenio Ribera Dutaste quería
“armonizar la solidez y la resistencia con la monumentalidad y
belleza del conjunto”. El resultado fue un puente en hormigón
armado, recubierto con piedra de Motrico y mármol rosa, de 110
metros de longitud y 20 de anchura, con tres arcos iguales de 30
metros de luz. Entre la decoración modernista destacan las 6 grandes
farolas, diseño de Víctor Arana, que fueron el origen del
sobrenombre “el 6 de bastos”. A la inauguración, el 14 de agosto
de 1921, acudió un público muy numeroso. Estuvo amenizada por la
Banda Municipal de Música, que al cortar la cinta interpretó la
“Marcha de San Sebastián”. Hubo una regata de traineras,
cucañas, verbena…
7)
Puente de Santa Catalina: Estación del Norte
La
estación del Norte, obra realizada por el ingeniero C. A.
Letourneur, se inauguró el 15 de agosto de 1864. En 1881 se produjo
la primera reforma a cargo del también francés Biarez, con la
ampliación de los laterales, creación de dos nuevos pabellones y la
instalación de la marquesina metálica que cubre las vías. Esta
marquesina fue realizada en los talleres de Gustave Eiffel, aunque
probablemente no fuera el propio ingeniero francés el encargado de
su diseño y construcción. En 1905 se efectuaron nuevas obras: la
pasarela sobreelevada que con sus cinco arcos y un magnífico reloj
pondría en comunicación el puente nuevo de María Cristina con la
plaza de toros de Atotxa. Esta estación aparece en la novel “La
ciudad de los ojos grises” Es allí donde Alfredo se encuentra otra
vez con Mata Hari y aún frente a la belleza de la famosa espía le
da tiempo notar los detalles architectonicos del edificio.
8)
Avenida Libertad, 2
Otro
libro del que hablamos no es ficción: “Cristóbal Balenciaga. La
forja del Maestro (1895-1936)” de Miren Arzalluz es único por su
interés en los años desde el nacimiento de Balenciaga en 1895 hasta
1936 cuando se estableció como modisto en París.
En
1917, Balenciaga se encontraba ya establecido en el primer piso del
número 2 de la calle Vergara (esquina con avenida de la Libertad)
bajo el nombre de C. Balenciaga, donde trabajaba junto con su
hermana, Agustina. A comienzos de marzo de 1917 buscaba “buenas
cuerpistas y bordadoras y aprendiza de bordadora.” La búsqueda se
prolongó hasta abril. el 9 de septiembre 1918 el modisto presentaba
por primera vez una colección de modelos bajo el nombre de C.
Balenciaga en su salón de la calle Vergara y al igual que grandes
modistos parisinos organizaba pases en otras ciudades. Para lanzar
esta colección necesitaba ayuda de varias personas y se estableció
una sociedad para los 6 siguientes años.
En
1924 esta primera sociedad que fundó Balenciaga llegó a su fin y
este se estableció en el número 2 de la Avenida de la Libertad, el
primer piso. Esta vez lo registró como “Cristóbal
Balenciaga-Modisto-San Sebastián”. Justo antes de la presentación
de la primera colección en este nuevo establecimiento, el 15 de
septiembre de 1925 en la tienda apareció la reina María Cristina
con la infanta Isabel Alfonsa, que compró varias prendas: un abrigo
azul, un vestido azul y blanco, un abrigo gris y un vestido. Un mes
después, el 26 de octubre de 1925 la reina tb hizo un pedido del
“vestido en crepe satin negro número 57, el traje sastre negro nr
62 y la blusa nr 66”. Anteriormente a ello solo los
establecimientos de modas Eustachette y Múgica Hermanas podían
presumir en San Sebastián de proveer a las mujeres de la Casa Real.
9)
Boulevard, 2
En
el Boulevard 2, vivía en los años 20 la escritora, Karmele
Saint-Martin. Fue un caso curioso en muchos sentidos, entre otros
porque comenzó a publicar a una edad muy avanzada, pasados los 60
años. Carmen Navaz Sanz había nacido en Pamplona en 1894, en una
familia de 11 hijos, y creció en un ambiente intelectual marcado por
la figura de su madre, que fuera directora de la Escuela Normal de
Navarra. En ella obtuvo el título de maestra de enseñanza superior
la escritora, aunque nunca llegó a ejercer. En 1916 se casó con el
abogado Rufino Sanmartín Larraz, con el que tuvo 3 hijas. En 1921 se
trasladaron a San Sebastián, donde él fue elegido concejal del
Ayuntamiento por el Partido Republicano. Con el estallido de la
Guerra Civil fue detenido, pero se le dejó en libertad. Se exiliaron
en un barco alemán; sin embargo, al llegar a San Juan de Luz
decidieron volver a casa. La encontraron prácticamente destruida.
Rufino Sanmartín falleció en 1950 y, tras casi 60 años dedicada a
su familia, Carmen Navaz inició una nueva etapa, volcada en su
pasión por la escritura.
Adoptó
el seudónimo de Carmela Saint-Martin, afrancesando el apellido de su
marido. Luego cambió el nombre por su versión en euskera, Karmele.
Comenzó con una obra autobiográfica, “Ternura infinita”, y
obtuvo varios premios con sus relatos y novelas. Pero sus títulos
más conocidos son aquellos en los que explora la cultura y el
folclore euskaldunes, especialmente “Nosotras las brujas vascas”,
publicada en 1975, para la que convenció a Julio Caro Baroja
(sobrino de Pío Baroja) de que escribiera el prólogo.
Maria, una de las modistas de Balenciaga |
Y
así hemos llegado al fin del recorrido por los años 20. Durante el
paseo dijimos muchas cosas, aquí solo tenéis unas curiosidades. Si
queréis leer más, os invito a pasar por el blog de Amaia y verlo a
través de sus ojos:
¡GRACIAS a todos por participar y /o por leerme!
Hola, hey me parece súper bonito, uno de mis mas grandes sueños es poder llegar a viajar mucho y conocer distintos lugares, me gusto mucho esta entrada esta super bonita, saludos desde kiwybooks!
ResponderEliminar¡Gracias! A mi me encanta hacer los viajes literarios. Creo que mi favorito hasta ahora es Dublin!
Eliminarhola! me encanto, que maravilla! y divertido, brillante!!!! gracias, abrazosbuhos.
ResponderEliminarGracias a ti! Me alegro que te haya gustado :*
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